28 Días

Tengo ante mi un foto libro. Es el formato que la artista ha adoptado en esta oportunidad para hacer una propuesta de sentido. Comenzaré por señalar tres criterios que observo son constitutivos del orden y coherencia del foto libro y luego compartiré las consecuencias que su uso conlleva. En qué se traduce que, para el tema que se desarrolla, sean éstos los principios utilizados y no otros.

Intento de orden 1: El foto libro intenta dar cuenta de una experiencia de viaje a través de tres claves. Las claves son mapas, textos y fotografías. Reúne tres “tipos” de representación desde los cuales da cuenta de una experiencia. Esta reunión de tipos señala que la obra y su sentido son resultado del montaje y la convivencia de ellos.

Intento de orden 2: El foto libro presenta y define varios términos lingüísticos y lo hace utilizando esquemas dicotómicos: ESPACIO/TIEMPO, INTERIOR/EXTERIOR, ARTIFICIAL/NATURAL, PUBLICO/PRIVADO, FRAGMENTO/TODO. Desde un criterio distinto, no dicotómico sino unitario, define FRONTERA: “línea real o imaginaria que separa dos cosas”. ¿Qué es lo que con el señalamiento de esta definición pretende? ¿Dividir o reunir?.

Intento de orden 3: El foto libro, en el texto inicial que podría considerarse una introducción o una presentación del proyecto, vemos un intento de organización. Se divide el proyecto desde tres premisas: laboratorio, registro y relato. Casi todas las palabras reunidas bajo estas premisas se refieren a hechos concretos que sitúan al lector en un contexto ”real”. Son datos. Sin embargo, entremedio hay algunos adjetivos que quisiera recuperar: fronteras difusas y permeables, captura urgente e imagen como signo. Digo entremedio porque estos adjetivos median la recepción que el lector tendrá del sustantivo. Ya no es solo una frontera, una captura o una imagen. Con este acto aparentemente inocente la artista establece su lugar particular de enunciación. Define de golpe la naturaleza de su objeto de estudio, de su práctica fotográfica y de su concepción de la representación.

Veamos.
Las fronteras difusas y permeables + la familia. El objeto de estudio
El espacio y el tiempo son un continuum. Ninguno de ellos podría ser concebido si no fuese porque artificialmente generamos distinciones en forma de momentos y segmentos. Toda sociedad ordena el mundo. Marcar el terreno físico, social y mental, entre la permanencia y la discontinuidad, establecer fronteras políticas y personales, es una práctica cultural de alcance universal. (Levi-Strauss) Lo común es entonces la propia necesidad de orden, mientras que lo singular está en las formas en que lo llevamos a cabo. No es la clasificación natural, sino la organización social la que ordena el mundo. Las categorías en que dividimos la realidad del mundo solo pueden entenderse según otras formas -religiosas, morales, económicas, políticas- de la comunidad que las ha creado, como un reflejo de su estructura social. Así pues, la modernidad concibió la frontera como un corte, una línea real o imaginaria. Cortes que permitían generar órdenes, catalogaciones y selecciones del mundo natural. Esta lógica moderna desde la cual se intenta sistematizar la experiencia desordenada del mundo a través de contrastes binarios y de la diferencia entre lo puro y lo impuro, será fuertemente criticada por corrientes posmodernistas para las cuales el significado de algo es inestable y relacional (Bajtin, Derrida). Las fronteras que la artista define como difusas y permeables se inscriben en esta crítica.

La captura urgente + dos niños. La práctica fotográfica.
Cuando algo es urgente, olvidamos los condicionamientos sociales y confiamos en el instinto. Lo urgente viene del cuerpo. La captura que hacen los niños puede ser pensada como urgente, en tanto está aun parcialmente libre del aprendizaje social y puede ser capaz de suceder, hasta cierto punto, fuera de sus límites. Ahora bien, la captura que hace García no es el acto de fotografiar el mundo, sino aquel de organizar y editar la captura de otros. Ambos actos parten de la necesidad de orden y de una estructura social subyacente que los guía. No podemos obviar que todo orden implica ejercicio de poder (Foucault), implica que aunque existe una serie de múltiples posibilidades, el sujeto, y en este caso la artista, aplica la restricción y la selección. Es decir, edita.

Imagen como signo + un editor. Concepto de representación
Generar sentido para algo es comprenderlo. Y como lo comprendemos? Lo traducimos a formas perceptibles, a imágenes o signos visuales. Pero, que tipo de signo es este foto libro? Quisiera permitirme pensar como signo al libro en su conjunto y no solo a sus imágenes fotográficas. Si bien utiliza como sustrato imágenes fotográficas que provienen de contextos particulares y enunciaciones subjetivas de una mirada “no educada”, estos son signos que conforman un sistema mayor. 28 DíAS está mas allá de la idea modernista de la fotografía única como objeto autosuficiente. Es una imagen bastante mas compleja, que muestra y se muestra de tal manera que el sentido se constituye de forma relacional entre las partes ya mencionadas: una colección de gráficos, textos e imágenes. Esta manera confía en las evocaciones que logra el conjunto, un conjunto que resulta de la reunión de varios lenguajes y dispositivos, que no busca estetizar el mundo, ni funcionar como pura referencia ni como pura sustitución de algo. Esta manera comprende el objeto de arte como una colección, una constelación y propone al arte como “mesa de operaciones” o como “una labor” de organización que siempre se puede corregir, modificar o comenzar de nuevo en una superficie de encuentros y posiciones pasajeras. (D. Huberman, Medina)

Mafe García lleva a cabo la labor de organización, es su responsable. Presenta imágenes “incorrectas” producidas por sujetos que están por fuera de la mirada normada socialmente. Al decidir mostrarlas y validarlas dentro del contexto del arte, produce choques y reacomodos con el discurso y el tipo de relación que este instituye entre materialidades, prácticas y representaciones. Las imágenes que se muestran desobedecen al mandato social desde el cual se ha ejercido la representación del mundo. La línea que separa lo correcto de lo incorrecto es transgredida, generando un desorden epistémico, desorden que amenaza la estabilidad social a la vez que muestra el potencial ilimitado de su configuración. ¿Que resulta? El tema: una problematización de la estabilidad del imaginario – individual o colectivo- y de la función de las representaciones en la constitución y remodelación de éste. Un cuestionamiento de las reglas y límites de los sistemas de representación y de los hábitos interpretativos a través de los cuales hemos imaginado el mundo. Un cuestionamiento de la frontera que la propia representación ha instituido para representar el mundo.

Rocío Gómez